[Artículo publicado originalmente en Cuarto Poder]
El martes 19 de enero se iba a celebrar el juicio contra Flavia Totoro y otras seis personas que fueron detenidas el 17 de agosto de 2011. Estaba previsto que la sesión empezara a las 9:15 en los Juzgados de lo Penal en la calle Julián Camarillo. Hasta allí llegaron unas 40 personas entre vecinos y amigos de Flavia que se apretujaban en la sala de espera para darle su apoyo. Pensaban que podrían estar con ella durante todo el proceso hasta que un guardia de seguridad les informó: “Las salas son pequeñas. No podréis entrar más de 10”.
Había nervios por la espera hasta que empezaron a llamar a los acusados y a pedirles el DNI. Faltaban cuatro de los siete. Los abogados entraron a la sala y salieron a los pocos minutos con la noticia: “Se va a suspender el juicio pero la Fiscalía quiere ofreceros un trato a los que habéis venido: si os declaráis todos culpables, os reducirán las condenas”. Las caras de sorpresa y disgusto por lo que acababan de explicar los abogados dieron paso a la indignación: un pacto extraprocesal en lugar de un juicio.
El dilema del prisionero
A Flavia, acusada de los delitos de atentado y resistencia a la autoridad y alteración del orden público, le piden 1 año y 4 meses de prisión que se quedarían en 4 meses tras la reducción de la pena. En su caso, no llegaría a ingresar en la cárcel en ningún caso. Sin embargo, a otro de los acusados con los mismos delitos de Flavia pero al que le piden 4 años de prisión y una multa de 2.000€ porque el policía que lo detuvo presentó un parte de lesiones, le ofrecen 10 meses y 100€ si acepta el trato.
Belén Nieto, amiga de Flavia y detenida también aquella noche aunque su caso fue sobreseído, explica con disgusto la tensión de esos momentos: “La oferta de la Fiscalía es muy perversa porque te obligan a cargar con una decisión que afecta al resto de personas acusadas, cuando sabemos que cada caso es diferente. Buscaban dar un titular a la prensa diciendo que todos los detenidos tras la marcha laica se habían declarado culpables”.
Finalmente, los abogados de los acusados han conseguido que se separen los casos para que quienes –como Flavia–, quieran llegar hasta el final con un juicio justo que la exonere de los delitos que se le imputan puedan llevarlo a cabo sin perjuicio para otros. El juicio que fue finalmente suspendido el martes al faltar algunos acusados se celebrará el 13 de septiembre.
Detenciones tras la marcha laica
El 17 de agosto de 2011, Europa Laica convocó una marcha contra la financiación pública de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en su encuentro en Madrid con el Papa Benedicto XVI con el lema “De mis impuestos, al Papa cero. Por un Estado laico”. La manifestación, a la que se adhirieron más de 150 plataformas, organizaciones y asociaciones, había sido comunicada a la Delegación del Gobierno que organizó un dispositivo policial para acompañar a los manifestantes durante el recorrido por el centro de la ciudad.
Al llegar la marcha a su final en la Puerta del Sol, los participantes de las JMJ que abarrotaban la plaza organizaron una protesta espontánea contra los manifestantes. Aunque la policía separaba a ambos grupos, se generaron momentos de tensión. Según iba anocheciendo, manifestantes y partidarios de las JMJ fueron abandonando la plaza aunque muchas personas se quedaban en grupos como ocurre cualquier noche en el centro de la capital. Y sobre las 22.00 horas, sin ninguna causa aparente, comenzaron las cargas y las detenciones.
Fue en ese momento en el que Flavia fue detenida mientras se iba pacíficamente de la plaza como puede verse en el vídeo. Belén se agarró a ella para evitar que la detuvieran y por eso fue también detenida. Ambas pasaron dos noches en un calabozo en Moratalaz, donde estuvieron esposadas y no pudieron siquiera hablar con un abogado. Una vez puestas en libertad, y como medida cautelar, les obligaron a presentarse a firmar cada 15 días en los juzgados de Plaza de Castilla durante 7 meses.