Gracias a ti, Acebes, soy quien soy

Parte de mi actitud de lucha se la debo a Ángel Acebes, por lo que le estoy muy agradecida.

Yo tenía 16 años y él era alcalde. Mi adolescencia me permitía una pasión desbordada en cada nuevo proyecto que acometía. En esta ocasión, ayudada por «Saber y entender», una revista por fascículos en la que se hablaba de la importancia de reciclar, me embarqué en una de mis primeras batallas: recoger firmas para que el Ayuntamiento de Ávila pusiera contenedores de papel y vidrio en la ciudad. Era el año 1993 y palabras como «reciclaje» o «sostenibilidad» no formaban parte del vocabulario civil, y menos político. Sin embargo, yo creía que lo que hacía era algo fundamental y necesario para que el futuro no fuera esa imagen apocalíptica que mostraban en aquellas recreaciones en fichas.

Recuerdo redactar una carta con la ayuda de mi padre que, aunque no creía que mi idealismo y mi lucha sirvieran para nada, tampoco se resistía a ayudar a su pequeña defensora de causas perdidas. Él sabía la formalidad que había que aplicar en estos casos para que un texto «sonara» como debía para ser leído por las autoridades locales, con sus «Ilustrísimo» y «Excelentísimo» en los lugares adecuados. Esos párrafos eran la base para conseguir las firmas: en cada hoja espacio para treinta personas que decidieron apoyar mi lucha (que yo trataba de hacerla suya).

Lié a amigos de mi instituto (el de abajo) y a algunos del «pijo» (el de arriba) para que consiguieran las cotizadas firmas. E involucré a todos los profesores que no me miraron con indiferencia o que me dijeran que «Si el mundo quiere revolcarse en mierda, que se revuelque en mierda» (sic). Llevé mis papeles y mi discurso bien armado hasta a mis tíos, ambos miembros de la administración. Yo, por aquel entonces y sin unos padres politizados, todavía no tenía nada claro lo que significaban las siglas de los partidos ni era consciente del nivel de nuestros políticos. Pero lo iba a averiguar muy pronto.

Mi tío, divertido con la vehemencia al explicarle la importancia del reciclaje, puso cara de extrañeza cuando le pregunté la dirección a la que debía de remitir el escrito y las firmas recogidas. «No te preocupes, yo te consigo una cita con Ángel». ¿Una cita con el alcalde? ¡Ni en mis sueños más fantasiosos había pensado que podría entregar en mano al alcalde de mi ciudad la carta que con tanto cuidado había escrito! Mis nervios se dispararon: tenía que perfeccionar mi discurso y aprender más detalles del reciclaje en caso de que el alcalde me preguntara más sobre el tema.

Aunque me temblaron las piernas cuando me llamó mi tío para decirme cuándo podía recibirme alcalde, no dudé ni un segundo en proseguir con aquello. En una carpeta a la que me abrazaba con fuerza, llevaba la carta y las firmas bien organizadas. Recuerdo entrar en aquel edificio, preguntar por mi tío y que me mandaran para el piso de arriba. Esperé sentada en una de esas sillas de madera que parecen mini tronos tratando de respirar despacio para tranquilizarme. Cuando se abrió la puerta y mi tío me dijo que podía pasar, el corazón casi se me salía del pecho. «Voy a conocer al alcalde. Voy a conocer al alcalde. Tranquila, Patricia», me decía a mí misma.

Entré en el despacho y, sentado ante mí en una mesa vetusta, estaba  el Ilustrísimo Señor Alcalde-Presidente del Excelentísimo Ayuntamiento de Ávila: Ángel Jesús Acebes Paniagua. Estaba sonriente: «Me ha dicho Manolo que querías contarme algo».  Me acerqué, abrí la carpeta y puse la carta y las firmas encima de la mesa delante de él. No recuerdo mis palabras pero supongo que le solté la misma perorata que le iba diciendo a todo el mundo: la importancia de reciclar, la necesidad de reducir la contaminación, lo crucial en el cuidado del medio ambiente…

De lo que sí que me acuerdo PERFECTAMENTE es de la frase que este imbécil me dijo: «Bueno, Patricia, cuando tus amiguitos dejen de romper papeleras ya hablaremos de reciclar».

No daba crédito a lo que acababa de escuchar. ¿De qué cojones estaba hablando? ¿Qué amiguitos? ¿Eso era lo que me iba a decir después de mis meses de esfuerzo, concienciación y trabajo alrededor del reciclaje? ¿Del vandalismo contra las papeleras? ¿Quién era este energúmeno que tenía delante de mí? ¿Ese individuo era mi representante y velaba por mi futuro? La rabia que sentí en aquel momento, la decepción, la hostia de realidad… me ayudaron a ver claramente el nivel y la mediocridad de un miembro del Partido Popular. Yo era una futura votante. Podría haberme dorado la píldora diciéndome cosas como «Nos encanta que los jóvenes se preocupen por estas cosas». Podría haberme despachado con un «Gracias por tu preocupación, miraremos esta propuesta». Y, aunque luego se hubiera limpiado el culo con aquellos papeles, podría haberme hecho sentir que había sido escuchada y mi forma de ver su partido habría sido otra.

Pero no. Afortunadamente, Acebes no pudo ocultar lo que era. Mostró su simpleza, su incapacidad para manejar a una adolescente idealista con ganas de mejorar el mundo. No hizo más que lo que hace siempre esta gentuza: mirar con condescendencia y desprecio a los que tienen enfrente. Pero le tengo que estar agradecida, porque yo, con mis tiernos 16 años, entendí claramente que ese señor no me representaba ni me representaría jamás, y que debía seguir luchando por mis principios pese a él y a personas como él.

Por todo ello, gracias, Ángel.

21 comentarios

    • Efectivamente, así hay casi 9 millones de españoles que les siguen votando si o si. Muy, muy triste

      • 05/06/2010 – 6:37pmTienes mucha prisa en escribir, o se te ha reveldao el teclado? Esque veo muchos números colandose por donde no debieran.PD: es cierto que toda la prensa deportiva española es indAcente, pero Marca es peor de lo que dices. Hipocresía, maacpulniión, etc. son sólo una parte de defectos que caracterizan este panfleto. Si sólo fuera Madridista, yo no me meteria a criticarlo.

    • Por que va a ser triste? darte cuenta de tus fallos de tus falsas ilusiones? Hay que ser critico y consecuente con los politicos. Yo tengo esperanzas en Podemos, pero no voy a votarles con fe ciega, en cuanto vean en que concretan sus politicas decidire para las siguientes elecciones si les voto. Y yo harto del PSOE en Andalucia estuve tentando de votar el PP, idiota de mi, menos mal que no lo hice. Rectificar es de sabios. Y ojo hay casta tambien en el PCE, las siglas no son el enemigo el enemigo es la corrupcion, se escoda detras de las siglas que se escondan ( FAES, Patronal, sindicatos, ONGs, PP, PSOE, IU, y tambien Podemos cuando llege el caso).

      Enhorabuena por el post. Necesitamos ilusion por cambiar las cosas, por hacer un pais mejor, por evitar el robo a los ciudadanos, y gente como tu, nos devuelve la fe en que existen estas personas.

  1. Gracias Patricia.
    Creo que hace falta conocer historias como esta porqué la «casta» vive en una burbuja en la que generalmente no entramos y al final parece que son seres superiores. Está bien que conozcamos cómo son a pié de calle, en lo que algunos llaman «trato humano», porqué eso les define de esta forma tan clara.

  2. Buenas,

    En mi casa me enseñaron de pequeñito varias cosas de las que destacaré dos, la primera fue que no debía usar mi disfraz de Spiderman para ir a misa los domingo y la otra que, si no podía decir nada bueno de alguien no dijera nada, así que no voy a decir nada relacionado con Ángel Acebes.

    Particularmente y con el paso de los años, unos cuantos ya, he aprendido a no creer en siglas ni en ideologías, sino en personas y cada vez en menor número.

    Que Acebes sea lo que usted, yo y su señora madre sabemos no quita para que tampoco crea en el nuevo mesías del neo comunismo, ni en Rajoy, ni en ninguno otro que forme parte de la organización y del organigrama de un partido político de las siglas que sean, me dan igual.

    Yo, creo y sueño, en un país dirigido, con un implacable puño de hierro, por padres que hacen la compra con una lista para no comprar de más, con madres que han de madrugan antes de las 6:00 am para no llegar tarde al trabajo después de dar de desayunar a sus dos hijos y pasando por por dos colegios primero, con carpinteros con nóminas que pagar antes del día 5, con asesores fiscales que toman café hasta las 5:00 am los meses de mayo y junio, con médicos de familia que saben que son los psicólogos de una sociedad debilitada.

    El país debería estar limpio de ideologías y estar gobernado por familias y profesionales, la famosa clase media, esa misma clase media a la cuando le toca ser presidente de su comunidad de propietarios se lleva las manos a la cabeza y dice: imposible, si no me queda tiempo…!

    Pero se entrega y cada vez que llama un vecino conocido o desconocido a su móvil para contarle un problema doméstico, descuelga y la atiende, con la compra en una mano y los niños en la otra, y además es amable.

    Yo soy así, al igual que usted es usted, porque ellos son ellos. Y que den gracias a que mi madre me obligó a quitarme el disfraz de Spiderman de chico, que sino igual la liaba.

    Saludos cordiales,

    Kike

    • Y cuando ocurre lo que pides, que gente normal se anime a hacer política, lo llamas despectivamente «neo comunismo».

      Con esa mentalidad estamos donde estamos.

  3. Bonita entrada, además, hay que reconocer que le enseñaste a reciclar. Se recicló de político mentiroso y trincón a consejero delegado de gran empresa mentiro y trincón… 😉

  4. Como persona que vive en la provincia de Ávila desde hace poco, confirmo que a día de hoy sigue sin haber ni un solo contenedor de reciclaje. Eso si, no falta una plaza de toros en cada pueblo. El tema es mas sangrante teniendo en cuenta que vengo de un pueblecito de las afueras de Düsseldorf donde se recicla absolutamente TODO.

    • No es cierto, el reciclaje no solo está en las ordenanzas municipales de la capital, sino que hay contenedores de papel y vidrio en todas las calles. Además del «punto limpio» que hay en el polígono industrial de Las Hervencias (algunos aparatos llevé por allí en su momento). Que sea mejor o peor, es otro cantar. Que en algunos pueblos no haya ninguno… ya sabemos el nivel de desarrollo de Castilla y León.

      Con esto no quiero defender al actual Ayuntamiento, ni al anterior, ni al previo. Ni mucho menos. Prueba de mi descontento es que ya no vivo ni siquiera en España. Pero no extendamos bulos, por favor, porque flaco favor nos hacen.

      Curiosamente, no recuerdo esta recogida de firmas de Patricia. Yo también iba al «insti de abajo» y mira que estaba a todas las que caían. Pero no me extraña nada la respuesta del personaje. Ya era un trepa por la época, no estuvo ni tres años en la alcaldía/trampolín. Eso sí, algunos lo recuerdan con añoranza porque fue el que les puso luz en sus calles (Toboso, por ejemplo). Otros tenemos más grabado cuando, siendo ministro, venía a la ciudad rodeado de guardaespaldas y le cortaban las calles para que se diera un paseíto. Cuando lo dejó la seguridad se redujo a que no te podías acercar a menos de 3 metros, ¡menos mal!

  5. Tenemos que quedar y ponernos de acuerdo para hacer a Ángel Aceves un homenaje. Nadie como él para crear luchadores anti-mafias. Divertido relato y bueno de narices. Un saludo

  6. Bueno.. bueno.. vaya coincidencia. A mis 16 años, en las fiestas del pueblo de mi padre en Salamanca vivi una experiencia mas fisica, pero similar.
    A pesar de ser mi familia castellana, yo me he criado en Galicia (lo que me ha provisto, sin ser yo consciente, de un marcado acento gallego).
    El hecho ocurrió la víspera de las fiestas, no habia orquesta, pero si habia una barra y un equipo de musica en la plaza del pueblo. Cuando comenzo a sonar el «miña terra galega» de sientro total, me emocione y mientras bailaba debi gritar algo asi como «galicia ceive, poder popular» que era un estribillo muy cantado en esa epoca por tierras gallegas.
    Al rato vino el alcalde del pueblo, me agarro del pescuezo al grito de «gallego de mierda, te voy a matar». Me solte como pude y el ilustrisimo alcalde y sus 2 secuaces salieron corriendo a por mi, hasta que me tiraron al suelo y empezaron a patearme en el.
    Luego aparecieron mis primos y mas gente joven del pueblo, que me liberaron y me dejaron a un lado mientras se aclaraba lo ocurrido.
    Al dia siguiente aparecio el alcalde en la casa familiar para pedir disculpas. Mis padres las debieron aceptar. Yo no le guardo rencor al alcalde, pero me hizo darme cuenta de la mentalidad de algunas personas.

  7. Ay Patricia, si hubieras añadido al discurso «Excelentísimo señor alcalde, el reciclaje lo podrá usted gravar con impuestos» ahora podrias ser consejera en algun ministerio.
    Desgraciadamente la politica en Ávila esta tan mal antes como ahora y el miedo estupido que tenemos los abulenses al cambio (hablo de forma general, entiendame)

  8. Una lección interesantísima y valiosísima la que este personaje te brindó. Enhorabuena por la experiencia, de haberte «dorado la píldora» como tú dices, tu percepción habría sido otra alejada de la realidad.
    Ánimo en tu lucha «amiguita».

  9. En la realidad actual, si quieres conseguir la atención del PP hay que entregar uno o varios «sobres» en Genova, a la atención del «Sr. Presidente».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.