Un ‘showman’ vende la unión de Amazon y TWP como la panacea del periodismo

[Artículo publicado originalmente en Cuarto Poder]

Con un sonoro “¡¡Hola Huesca!!”, Emilio García-Ruiz (@garciaruize), editor jefe de la versión digital de The Washington Post, sacó la sonrisa a la audiencia del Congreso de Periodismo Digital. Eran más de las 13:30 y los asistentes llevaban toda la mañana siguiendo intervenciones sin una sola pausa. La hora no podía ser peor y, García-Ruiz, norteamericano de padres españoles, lo sabía. “¿Quién tiene algo de hambre? Que levante la mano”. Decenas de manos se elevaron tímidamente por encima de las cabezas. “¡¿Y quién tiene mucha hambre?!” El resto de manos de un auditorio casi completo se elevó, ya sin titubeo. “Mis asistentes os van a pasar chocolate, para que aguantéis”. Risas generalizadas. Parecía un chiste, pero no lo era: varios voluntarios del congreso pasaron con tabletas de chocolate para quien quisiera matar el gusanillo. El tipo de aspecto serio y más bien anodino había sorprendido a todos con una entrada similar a la de un monologuista del Club de la Comedia. Se había ganado a la audiencia. Y todavía no había empezado su charla.

El título de la ponencia, ‘El triunfo de Jeff Bezos y The Washington Post’, debería haber sido suficiente pista para ver lo que venía. Pero es que The Washington Post es para muchos periodistas sinónimo de buen periodismo (incluso paradigmático si se habla de periodismo de investigación) por ser el medio que destapó el Watergate. Y, si el editor jefe de su versión digital viene a hablar de “triunfo” de un determinado modelo, se genera una gran expectación. Muchos seguramente esperaban datos sólidos que demostraran que es posible la sostenibilidad económica de un medio de comunicación sin contar con los ingresos generados por la publicidad de la versión en papel. Pero esos datos no aparecieron. De hecho, TWP sigue teniendo un 70% de sus ingresos por este sistema. Lo que García-Ruiz contó puede resultar apasionante (y muy entretenido cuando es explicado por un showman como él) pero difícilmente replicable. Contar con el respaldo millonario de Jeff Bezos, fundador de Amazon y actual propietario de TWP, no es un modelo que se pueda imitar, por muy bien que suene oír hablar con desbocado entusiasmo sobre la innovación tecnológica traducida en vídeos de 360º y realidad virtual.

El peligro del discurso entusiasta de García-Ruiz es quedarse solamente con su mensaje sobre la necesidad de los “titulares sociales” viralizados desde el móvil como el que les dio 7 millones de visitas. Por eso, su apunte final remarcaba la importancia de la calidad periodística: “Se trata de coger lo mejor del periodismo y casarlo con lo mejor de la tecnología para contar historias nuevas. Se pueden hacer las dos cosas (periodismo de calado e informaciones más ligeras), pero si no cambiamos, no vamos a existir dentro de 140 años”. Pero esto lo afirma quien cuenta con un cheque en blanco entregado por Bezos y sin tener que rendir cuentas hasta 2025, un margen del que no disponen el resto de medios.

La de García-Ruiz era una de las dos ponencias “estrella” del congreso. La primera la había dado David Jiménez (@DavidJimenezTW), director de El Mundo, para abrir esta XVII edición. El que fuera percibido como un prestigioso corresponsal del medio fundado y dirigido por Pedro J. Ramírez confesó, en poco más de 20 minutos y con poco entusiasmo, ser un converso convencido del periodismo digital. Al parecer, ya no sólo no le saca ‘peros’ sino que ve en él grandes oportunidades. Jiménez defendió las bondades de la competitividad entre los medios digitales y advirtió de que “el poder de la marca ha dejado de ser garantía de supervivencia”. Toda una declaración de intenciones, más empresarial que periodística, y en la que la vigilancia del poder como responsabilidad de la prensa no parece ser una prioridad, por si alguien tenía dudas desde su nombramiento en abril de 2015.

Espacios con perspectiva de género

Aunque sigue habiendo más ponentes masculinos (69%) y son ellos los que abren y cierran el congreso y dan las charlas en solitario, en esta edición se ha notado un incremento en la presencia de mujeres en las mesas de debate. Y no sólo en número. Mientras que el año pasado hubo una mesa para analizar la invisibilidad de las mujeres en espacios sectoriales, en esta ocasión se ha organizado un interesante debate sobre ‘Mujer, deporte y medios’. El visionado de portadas utilizando a mujeres deportistas como reclamo y no como parte de la información no sorprendió a nadie, pero ayuda a entender la envergadura del problema.

Clara Sainz de Baranda (@cbaranda) autora del estudio ‘Mujeres y deporte en los medios’, daba un dato preocupante: “Más del 50% de mujeres que salen en los medios deportivos digitales no aparecen por su vinculación al deporte”. Y, cuando son noticia, “se ven obligadas a vestirse con falda y tacones y a hablar sobre aspectos de su vida privada”, explica Sainz. Por su parte, Lucía Santiago (@lusntgo), que tiene una página dedicada a las mujeres y el deporte y con un número de visitas creciente que contradice el argumento de la falta de interés sobre este tema, explicó que pese a que son las deportistas las que están ganando más medallas que los hombres, “los medios se olvidan de ellas entre olimpiada y olimpiada”. Aunque no se dieron soluciones, sí se apuntó la necesidad de incentivar a aquellos medios que visibilicen a las mujeres deportistas por su carrera profesional o incluso de que se llegue penalizar a aquellos que no cumplan con una cuota establecida de información de deporte femenino.

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